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Aprender a pintar es bueno para prevenir ciertas enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la demencia senil. Así como evita caer en la depresión y en otras enfermedades mentales relacionadas con

Aprender a pintar es bueno para prevenir ciertas enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la demencia senil. Así como evita caer en la depresión y en otras enfermedades mentales relacionadas con los bucles de pensamiento y obsesiones. Aprender a dibujar y pintar es en definitiva una actividad terapéutica para los adultos.
En el caso de los niños, los beneficios son de igual importancia ya que cuando aprenden a pintar en una escuela de dibujo o en una Academia de pintura, se empiezan a relacionar con las estrategias que les facilitan un dominio de la motricidad fina y del control espacial de la bidimensión que hace que se sientan tremendamente realizados al comprobar cómo van siendo capaces de crear efectos ópticos tridimensionales, de profundidad espacial, de perspectiva, así como de realismo pictórico e incluso hiperrealista en algunos casos, por ellos mismos. De ese modo se facilita el desarrollo neuronal, mediante esa actividad intelectual que es dibujar y pintar. Al mismo tiempo en las clases de pintura y dibujo los niños sociabilizan, así como los adultos, creándose un ambiente humanizado y positivo que aporta el medio necesario para que junto con una música agradable, los alumnos se relajen y desconecten de las tensiones y los problemas cotidianos que tanto nos perturban hoy en día. Por lo tanto pintar y dibujar beneficia a tu salud y a la de tus hijos.

A parte de lo que he venido diciendo os voy a contar algunas aportaciones más, de las múltiples, que la práctica de la pintura hace, a la hora de servirnos como enriquecedora de nuestro crecimiento y desarrollo personal.
El control de la motricidad fina, como he dicho, es una de las habilidades más importantes que se adquieren cuando se aprende a pintar y a dibujar. Debemos recordar que la pérdida de la motricidad fina se denomina mal de Parkinson. Así pues, para definir la motricidad fina hemos de tener en cuenta éste dato. Así, que la podemos definir como: el control y coordinación de músculos, tendones y huesos para realizar movimientos pequeños, calculados y muy precisos. Así el alumno (adulto o niño), al presionar más o menos el pincel sobre el lienzo, al mezclar los colores sin extender la mezcla por toda la paleta, al mojar el pincel usando sólo uno o dos milímetros de la punta de éste o al aplicar el pigmento sobre la superficie del lienzo, el alumno está desarrollando un mayor desarrollo en la sofisticación que encierran dichos movimientos y en el caso de los adultos, al trabajar dichos movimientos, está haciendo una inestimable labor de prevención frente a la aparición del Parkinson. He de comentaros también que la edad para empezar a aprender a dibujar y pintar no importa. Hay quien me comenta que tenía que haber empezado antes. Yo le digo que no es así, porque la pintura es para toda la vida. Es una actividad que como otras requiere de un aprendizaje. Y que lo más importante es el proceso de la pintura. Eso es lo realmente terapéutico. El cuadro finalizado sólo sirve para decorar. En nosotros sólo va a aportarnos la satisfacción del sentirnos satisfechos al contemplarlo colgado en la pared, y nada más. Mientras que durante el proceso de realización, estamos adquiriendo nuevos recursos técnicos, nuevos efectos visuales, veladuras, transparencias atmosféricas, combinaciones de colores, de texturas etc… y eso es lo realmente importante: el aprender a disfrutar del proceso creativo sin prisa por ver terminado el cuadro. Sintiendo lo mismo que cuando se lee un buen libro, que parece que nos da pena que se acabe, cuando vamos viendo que nos faltan apenas unas páginas para terminarlo.

La pintura ayuda a prevenir el Parkinson y el Alzheimer
La práctica de la pintura mejora la calidad de vida y reduce la ansiedad y la depresión en los enfermos de Alzheimer. De igual modo, está probado que se reduce la posibilidad de contraer dicha enfermedad, por el fortalecimiento de las conexiones neuronales entre las dos áreas cerebrales y del mismo modo se reducen, de forma considerable, los trastornos cognitivos que los enfermos de Alzheimer padecen.

La pintura previene y combate la depresión.
Nos ayuda a escucharnos y a soportarnos sin la necesidad de estar siempre distraídos con alguien, para no tener que enfrentarnos con nuestro “yo” más íntimo. Pintando, jamás nos encontraremos solos en esta sociedad, en el fondo, tan solitaria. Y aprenderemos a disfrutar con nosotros mismos. Y a evadirnos de los problemas que nos atormentan el pensamiento. Porque cuando pintamos llegamos a lo que se denominan ondas Alpha, es decir, entramos en un campo de oscilaciones electromagnéticas cuyas frecuencias oscilan entre los 8 y los 12 Hz que son provocadas por la actividad eléctrica de las células cerebrales de la zona del tálamo. De ahí que el tiempo transcurra sin darnos prácticamente cuenta. En filosofía del arte, es a lo que se denominaba experiencia estética, mucho antes de que los científicos pudieran demostrarlo.